Drogas y alcohol al volante.
Los conductores parecen no ser conscientes que beber alcohol multiplica por nueve el riesgo de sufrir un accidente.
No solo el alcohol aumenta considerablemente el riesgo de sufrir un accidente sino también el consumo de drogas. Fumar tres porros multiplica por siete el riesgo.
¿Qué dice la ley sobre conducir bajos las influencias del alcohol y/o drogas?
En España está prohibido conducir con una tasa de alcoholemia por encima de los 0,5 gr/l de alcohol en sangre (0,25 mg/l en aire espirado), una cantidad que se reduce a 0,3 gr/l (0,15 mg/l) en el caso de conductores noveles y profesionales.
Superar esta tasa en más de 0,25 gr/l y hasta 0,50 mg/l conlleva una sanción administrativa de 500 euros y 4 puntos menos en el carnet de conducir. Por encima de esa cifra la multa aumenta a los 1.000 euros y 6 puntos de retirada. Desde mayo de 2014 a los conductores reincidentes que hubieran sido sancionados por sobrepasar la tasa máxima en el año inmediatamente anterior se le aplicará una sanción de 1.000 euros y la retirada de 4 o 6 puntos en función de la tasa dada.
En el caso de las drogas, la ley de tráfico es exigente en este sentido y prohíbe conducir con presencia de drogas ilegales en el organismo, en caso contrario se considera una infracción muy grave castigada con una sanción 1.000 euros y la retirada de 6 puntos en el carnet de conducir.
Pero conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas también puede ser considerado delito tal y como recoge el capítulo IV del Código Penal. En el caso conducir tras ingerir drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas conlleva pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días, y privación del derecho a conducir de uno hasta cuatro años.
También hay que tener en cuenta que la negativa a someterse a las pruebas de alcohol y drogas también está penada con prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
Está más que demostrado que la combinación de alcohol y conducción reduce la capacidad de conducir. Cuando el alcohol se absorbe en sangre las reacciones y movimientos son más lentos, aumenta la dificultad de concentración, la somnolencia, fatiga muscular, los problemas de coordinación, perturbaciones en la percepción de lo que nos rodea, en la visión y sistema auditivo e impide realizar correctamente el cálculo de las distancias.
En consecuencia, quien conduce después de haber bebido alcohol se está exponiendo a un alto riesgo de provocar un accidente. Concretamente, el riesgo de accidente de tráfico se multiplica por 25 cuando la presencia de alcohol en sangre alcanza entre 1,5 y 2,4 gr/l.
Los efectos de las drogas en la conducción varían en función de la sustancia que se toma: cannabis, marihuana, hachís, cocaína, anfetaminas y éxtasis son las más frecuentes. En general alteran los colores, distorsionan la percepción, producen estimulación, agresividad, cambios de humor, somnolencia y relajación, falta de concentración.
Si se bebe alcohol o se consumen drogas mejor que te lleve alguien sobrio o utilizar el transporte público. No pongan en peligro tu vida y la de los demás por una falta de responsabilidad.